Potenciando destinos a través del Turismo experiencial

La industria del turismo se ha vuelto extremadamente competitiva. El acceso masivo a las tecnologías de comunicación ha puesto en las manos del viajero, el control absoluto de su programa de viajes.  En cuestión de segundos y desde su dispositivo móvil, hoy puede disponer de toda la información que necesita para analizar comparativamente las diferentes ofertas turísticas y hasta contratar en un click las vacaciones de su preferencia. Captar la atención en un océano de propuestas y estímulos al consumo, resulta casi una misión imposible para los prestadores; diferenciarse como destino en un mundo cada vez más global por otra parte, una tarea que le quita el sueño a muchos funcionarios del rubro. El turismo experiencial aporta una solución sorprendente a esta problemática.


El poder innovador del turismo experiencial

El eje organizador del turismo experiencial, decía en un artículo anterior, es el para qué del viaje. Ya desde esta premisa estamos hablando de una diferenciación importante respecto de un tipo de turismo centrado simplemente en ofertar destinos (dónde ir) y actividades (qué hacer). Pero mucho más importante que el ejercicio semántico de cambiar una pregunta por otra y apuntar algunas respuestas convenientes, es el proceso de indagación, de reflexión y de auto-conocimiento que se dispara tanto a nivel de prestadores como de destinos al iniciar este camino. El resultado de este proceso traerá consigo una verdadera y genuina innovación.

No podía ser de otra manera. Aquello que se busca promover en la experiencia del viajero debe formar parte de alguna manera, del ADN de quien la ofrece. Antes de buscar qué propósitos o motivos para viajar le ofrezco a un cliente debo identificar qué propósito vengo a cumplir a este mundo desde el lugar que me facilita el turismo. Claramente es una pregunta que roza muy de cerca interrogantes de tipo existencial, ya que ahonda en temas como el propósito o misión en la vida. La pregunta que abriría esta exploración sería entonces la del "para qué vivo", cuál es el motivo que me impulsa a levantarme cada mañana con entusiasmo y claridad respecto de cuál es el rumbo a seguir. En la profundidad de esta búsqueda y desde la coherencia que se transmite cuando uno ha logrado alinear lo que se "hace", con un propósito trascendente, radica el máximo potencial y poder innovador de una propuesta experiencial.

Misión turística / Misión personal

Sin entrar en detalles que escaparían al alcance de este artículo, resumiría que el propósito en la vida se relaciona con aquello que venimos a "ser" y también con aquello que venimos a "hacer" a este mundo. Cada hilo biográfico es único e irrepetible, porque contiene una serie de experiencias, de aprendizajes y de influencias recibidas que son totalmente singulares. No hay dos personas en la historia de la humanidad que tengan exactamente la misma biografía. Así como no hay dos biografías iguales, no habrá dos propósitos de vida iguales. La identificación del propósito o misión en la vida es lo que permite poner toda la historia personal y los mejores talentos y capacidades, al servicio de las necesidades de los demás.

¿Esto quiere decir que la mejor manera de diferenciarse en el terreno del turismo es descubriendo primero esa misión personal? 

Sin dudas que lo es!

En el momento en que descubrimos nuestra "misión personal" o que al menos comenzamos a indagar en esa dirección, nos encontraremos cada vez más cerca de descubrir nuestra verdadera misión dentro de la actividad turística.

Trabajar desde un sentido de propósito trascendente a nivel personal, nos conecta directamente con la fuente de creatividad e inspiración que todos traemos de manera innata.

La experiencia que ofreceremos en consecuencia seguramente será original y tendrá el mayor de los impactos en nuestros clientes. Imaginemos por un instante que estamos haciendo lo que venimos a hacer a este mundo, eso que hacemos mejor que nadie y que se alinea con nuestros valores y convicciones más íntimas. Y además, que todo esto responde a necesidades concretas y reales del mundo que están buscando donde satisfacerse. Si esta no es la fórmula del éxito y de la felicidad, no sabría cual otra podría ser... Bueno, la reconversión hacia el turismo experiencial lleva a ese lugar.


La potenciación de destinos a través del Turismo experiencial

Anteriormente decía que el turismo experiencial lleva directa o indirectamente a todos los involucrados en la actividad turística, a reflexionar respecto de para qué estoy en turismo, qué es lo que puedo hacer mejor que nadie, por dónde pasan mis mayores talentos, qué recursos valiosos tengo a disposición para esta actividad, cuál puede ser mi aporte para un mundo mejor desde este pequeño pero influyente lugar que ocupo, etc.

Si este proceso puede ser instalado a nivel de un destino, a través de una planificación estratégica rigurosa y coordinada, con los acompañamientos profesionales necesarios para que los actores puedan ejecutar la tarea, más tarde o más temprano, el destino podrá descubrir también su misión turística.

¿Qué es la misión turística a nivel de destino?

Ni más ni menos que aquello que lo diferencia de todos los demás destinos y que lo coloca en un lugar de privilegio para satisfacer necesidades e intereses particulares del mercado mejor que nadie. La misión turística del destino no viene dada a priori. Tampoco surge de una mente iluminada ni de una decisión política. La misión turística está oculta en las calles, en las interacciones de la gente de todos los días, en la historia pasada pero sobretodo apoyada en las necesidades del presente. Hay que descubrirla como quien busca el más preciado tesoro.

El camino más seguro para esto es el que se inicia de abajo hacia arriba, de adentro hacia afuera, desde las calles y su realidad cotidiana, a los despachos de los dirigentes con la responsabilidad de esta tarea. El mensaje viene en lenguaje de código que puede descifrarse articulando información de diferentes fuentes (prestadores de servicio, turistas, dirigentes políticos, jóvenes, adultos, docentes, kiosqueros, almaceneros, mozos, mucamas, empresarios, taxistas, comunidades originarias, etc, etc.) Cada actor aporta una pieza del rompecabezas.

El valor de la misión turística del destino está dado en el nivel de identificación que tenga la comunidad con este enunciado. Para que esa misión turística sea genuina y contundente a la hora de comunicar un mensaje a quienes visitan esa localidad, debe respirarse en el ambiente. Uno debiera poder preguntarle a un residente por la misión turística de su ciudad y éste debería poder responder con cierto conocimiento y convicción cuál es. Esto se logra con procesos de participación ciudadana. 

En definitiva cada destino tiene sin dudas una identidad, pero mucho más importante tal vez que su identidad es cuál es su propósito o misión. Porque la misión es la que le da un sentido a esa identidad. Es el "para qué" de esa identidad. Un "para qué" que por otra parte tiene que ver con necesidades de la sociedad y que buscan satisfacerse muchas veces de manera inconsciente y fallida a través de la prueba y el error. 




Finalmente diré que un destino que ha descubierto su misión turística y que su oferta se ha alineado detrás de esa misión, es un destino que ha encontrado un norte, que ha encontrado la coherencia entre lo que "se es" y lo que "se hace". Ha encontrado además su sentido de contribución a la humanidad y lo ha puesto en valor con bases ancladas en la innovación. 



Sugiero completar el alcance de este artículo leyendo: Aportes singulares del Turismo experiencial




Publicado por Walter Lema
www.turismodeexperiencias.com



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